Septiembre siempre Allende La fecha lo ameritaba, no era un día cualquiera, habían pasado 53 años desde que en ese histórico 4 de septiembre de 1970 el compañero Salvador Allende logará la primera mayoría en las urnas para luego convertirse en el compañero presidente.En las mismas puertas de Morandé 80 por donde Allende acostumbraba ingresar a La Moneda, se instaló un proscenio, música, micrófono y un centenar de sillas para los invitados, se hicieron pocas, llegaron muchos, pero muchos más, también llegó un poco de lluvia, pero nada hizo caer el entusiasmo.Autoridades de gobierno, parlamentarios, dirigentes sindicales, de organizaciones de derechos humanos, de los partidos políticos, compañeros del GAP y cientos de personas que se dieron cita para conmemorar la fecha.El Pueblo Unido, Venceremos, y tantas canciones que recordaban la victoria de la Unidad Popular se entonaron a coro mientras se esperaba en inicio del acto. Flamearon las banderas junto a nuestra presidenta y los dirigentes de la mesa, banderas del partido y de la juventud socialista, Allende era el mejor de los nuestros y se le hizo el merecido homenaje.Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y David Acuña presidente de la CUT dieron lectura a un texto que le llamó manifiesto del 4 de septiembre elaborado por el Comité de iniciativas de los 50 años.Destacaron que el llamado a conmemorar tenía varios objetivos, rescatar el legado de la Unidad Popular, reflexionar sobre sus logros y desafíos. Y que de esa manera las nuevas generaciones y todo el país puedan recuperar la perspectiva de sus protagonistas. Una energía vital que transformó vidas y sirvió de ejemplo mundial.También en el texto aplaudido en varias ocasiones por los asistentes, remarcaron que también el manifiesto buscaba honrar la memoria de quienes fueron perseguidos por participar y defender un proyecto popular. Al mismo tiempo recordaron las luchas del pueblo chileno, que con su creatividad y determinación puso fin al horror y a la miseria, logrando así el término de la dictadura y la restauración de la democracia.Pasado, presente y futuro de un Chile que quiere sanar sus heridas y no podía ser de otra manera, el broche de oro fue escuchar las palabras del compañero Allende aquella noche de la victoria popular en los balcones de la Fech en plena Alameda: “Les digo que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria.”