Nació en Santiago el 1º de noviembre de 1961. Vivió toda su infancia en la Población Juan Antonio Ríos de la comuna de Renca, que hoy se conoce como Independencia. Hizo sus estudios primarios en la Escuela Básica Alessandri, en la que cursó hasta el sexto año.
Tras el golpe de Estado, y luego de la persecución que comenzaron a sufrir sus padres, militantes de izquierda y reconocidos adherentes de la Unidad Popular, debió partir junto a su familia rumbo a Cuba, donde llegó un 1º de enero de 1974, fecha que coincidió con el XV Aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana.
En el gobierno de la Unidad Popular, los jóvenes socialistas conformaron una especie de agrupación pionera, con los hijos de partidarios de la UP. Carlitos participaba limpiando las calles, pintando árboles, en fin haciendo trabajo comunitario.
Estudiante y militante JS en Cuba
Al llegar a Cuba Socialista se integró de manera activa a la sociedad cubana y a la tarea de solidaridad con el pueblo de Chile en su calidad de miembro de la Juventud Socialista de Chile en el exilio, destacándose, desde el principio, por su carácter cariñoso, alegre y disciplinado en todas las actividades que debía enfrentar.
Continuando con sus estudios, decidió matricularse, para cursar de séptimo a noveno grado, en la Escuela Al Campo Simón Bolívar ubicada en las proximidades de la capital cubana, experiencia educacional que mezcla el estudio con las labores agrícolas de apoyo a la economía de Cuba.
Finalizado su noveno grado y conforme a la organización institucional de la educación en Cuba, cursó su educación media de décimo a décimo segundo grado en el Preuniversitario Camilo Cienfuegos, caracterizado por acoger a los estudiantes más ejemplares y comprometidos con la Revolución.
Sin abandonar jamás la labor solidaria con Chile, ingresó a estudiar la carrera de ingeniería en la Universidad de La Habana el año 1978.
Ese mismo año le tocó integrar la delegación de jóvenes socialistas chilenos que asistió al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes organizado por la Federación Mundial de Juventudes Democráticas y que tuvo lugar en Cuba, responsabilidad que repetirá en el XII Festival, siempre en representación de los jóvenes chilenos exiliados en Cuba.
Enfrentado al desafío de asumir un compromiso aún mayor con la lucha anti dictatorial en Chile, abandonó sus estudios de ingeniería para integrarse, el año 1980, como cadete del curso regular de oficiales, a la Academia Inter Armas Antonio Maceo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
De este modo, se graduó de dicha Escuela con Medalla de Oro y el grado de Teniente, con la promoción del año 1983, superando incluso a sus colegas cubanos, razón por la que recibió el reconocimiento de la Comisión Política de la Juventud Socialista de Chile y de su Partido.
Retorno a Chile
En espera de ser asignado a una tarea política concreta en nuestro país por parte de la dirección del Partido y de la Juventud, trabajó como oficial regular del Ejército Cubano durante cerca de un año hasta solicitar su baja para integrarse, de acuerdo a la línea política de ese entonces, al plan de retorno de cuadros partidarios al país.
Es así como viaja desde Cuba e ingresa clandestinamente a Chile el 5 de mayo de 1984, en pleno período de las jornadas de protesta nacional llevadas a cabo por los trabajadores, pobladores y estudiantes chilenos en contra de la Dictadura.
En su decisión también estaba su íntimo deseo de acompañar a su padre, preso político en las cárceles de la dictadura, luego de haber ingresado clandestinamente a Chile.
Desde el primer día de su retorno al país Carlos Godoy Echegoyen –que adoptó el nombre político de Rafael– estuvo al frente de importantes tareas políticas y de movilización popular destacándose, una vez más, por sus capacidades altamente organizativas, eficiencia, disciplina y entrega.
Una de sus principales labores fue la capacitación política y de resistencia de masas de los jóvenes socialistas de la época, labor a través de la cual efectuó un aporte importante a la lucha popular, destacando como subjefe de una Escuela de Educación Política y de Trabajo Conspirativo del Partido Socialista de Chile que se desarrollaba en la ciudad de Quintero, en la calle Baquedano, durante la primera quincena de febrero de 1985, la que es detectada por Carabineros, quienes lo apresaron junto a otros doce jóvenes socialistas, el día 20 de febrero.
Un participante y sobreviviente de esa escuela política entrega un importante testimonio de los hechos: El día 20 de febrero Carlos Godoy Echegoyen hacía su turno de guardia, cuando la concentración de los estudiantes fue interrumpida por dos helicópteros que sobrevolaron la casa-escuela, no pasaron 30 segundos y los helicópteros volvían en dirección a la escuela clandestina… la orden fue, ¡Embarretinar todo! Mientras trataban de limpiar la sala de clases se escuchan vehículos alrededor de la casa, la puerta fue derribada, estaban rodeados por carabineros. A Carlos Godoy, “Rafael” en la clandestinidad, lo ponen contra la pared. Algunos intentan escapar por la cocina y el baño infructuosamente”
“Luego de unas horas en la Comisaría de Quintero y cerca de la media noche, llegó un grupo de civiles, exaltados y felices comenzaron a vendar la vista, a desnudar y aislar… el aire de triunfo para ellos lo podíamos palpar en nuestra piel, el silencio y el aire de terror se apoderaba poco a poco de cada uno de nosotros… de ahí en adelante solo quedaba aferrarse a la dignidad y a las ideas, a gritar y a putear “que es una linda forma de callar” como diría Mario Benedetti… y tal vez, eso fue lo que descolocó a las bestias”.
El militante prosigue su relato: “En la noche del 22 se quedarían sólo con Carlos en la sesión de tortura. La rabia se apoderó de las bestias, ninguna palabra salía de “Rafael”, solo gritos ensordecedores, tampoco respondió a la pregunta de su nombre, era su último combate y su último aliento se transformó en un grito desgarrador que quedó impregnado en esa murallas.”
Dos días después de su captura, Carlos murió a consecuencia de las torturas que le infringió el Teniente de Carabineros y miembro de la DICOMCAR (la tristemente célebre Dirección e Comunicaciones de Carabineros) Héctor Díaz Anderson –que cumplió una condena de tres años y un día por este crimen en el Penal de Punta Peuco y que también estuvo involucrado en el degollamiento de los profesionales comunistas Parada, Nattino y Guerrero, ese mismo año–, quien lo conminó a colaborar, a lo que Carlos se negó tajantemente. De ese modo, y conforme a los propios testimonios de sus demás compañeros, salvó la vida de quienes hoy son sobrevivientes asumiendo la total responsabilidad operativa de la escuela.
Al momento de su asesinato, Carlos Godoy Echegoyen tenía 24 años de edad.