Claudio Thauby Pacheco

Claudio Thauby caminaba por la calle Sucre de Providencia, en compañía de su amigo y  excompañero de carrera en la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile, Jaime Robotham. 

Conversaban, como era su costumbre, sobre las tareas asociadas al desarrollo de la resistencia a la dictadura,  desde el trabajo de  la Coordinadora Nacional de Regionales (CNR), una articulación partidaria que emergió después del golpe, y que se había estructurado a través de los antiguos regionales de Santiago Centro y Cordillera.

Claudio Thauby Pacheco.

Caía la tarde, eran cerca de las 19:00 horas del 31 de diciembre de 1974, y los dos amigos se dirigían hacia avenida Irarrázaval, donde Thauby esperaba tomar locomoción con destino al lugar donde se encontraba refugiado. Jaime dejó su billetera, su reloj y documentos personales en su velador. Tenía previsto asistir con su novia a una fiesta por la llegada del año nuevo.

Ambos se conocían de la actividad partidaria en el Regional Cordillera del PS, antes del golpe, y más aún por su paso por la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile,

Claudio era padre de un hijo y también había sido presidente del centro de alumnos de sociología, durante 1972. Anteriormente, había sido cadete de la Escuela Militar, de la cual se retiró voluntariamente a fines de 1969.

Luego de ingresar a la Escuela de Sociología, se incorporó al núcleo León Trotsky del PS, que funcionaba al interior de ese centro de estudios, y que integraban Adriana Muñoz, Natacha Molina, Francisco Encina, Enzo Faleto y Eduardo Morales, entre otros.

En el Regional Cordillera

Un tiempo después de su ingreso a la escuela de sociología, Claudio llegó a ser dirigente del Comité Regional Cordillera del PS, que se había constituido hacia fines de los 60 como una escisión orgánica del antiguo Regional Santiago Sur. El territorio adscrito al nuevo regional era muy extenso: abarcaba las comunas de Las Condes, Providencia, La Reina, Ñuñoa, Macul y Puente Alto, e incorporaba realidades tan distintas como la de los núcleos obreros de Macul, los sectores medios y profesionales de Ñuñoa y Providencia, y los nichos de trabajadores industriales, públicos, campesinos y de la pequeña minería de Puente Alto.

El Regional Cordillera tenía una característica muy particular, además de su variopinta realidad social y territorial: era un regional de mucha actividad y debate político en el que una parte importante  de sus elencos y cuadros dirigentes reconocían, en mayor o menor medida, la influencia de ciertas concepciones y nociones políticas heredadas del trotskismo. Desde esa perspectiva, no resultaba del todo casual el nombre que identificaba al activo núcleo de militantes de la escuela de sociología, como tampoco era desconocida la antigua formación trotskista de Alfredo Rojas Castañeda o de Andrés García, dos de los principales dirigentes históricos de ese regional.

Alfonso Guerra, Secretario Político de Cordillera  al golpe, recuerda que al momento de sus detenciones, “Thauby y Robotham estaban incorporados a la Dirección Regional. Thauby, por su condición de ex cadete de la Escuela Militar, era el responsable de los temas de seguridad, y tenía muchas dotes para el tema organizacional”. Agrega que tras el 11 de septiembre, Thauby era el tercero en la línea de conducción, ya que el Regional Cordillera había previsto que, en el caso de caer detenido Guerra,” la jefatura la asumió Rojas Castañeda y Claudio Thauby, sucesivamente”.

Guerra lo recuerda como un “gordo simpático, bonachón, muy reflexivo, que no era un gran orador, más bien un gran conversador”. Subraya que era “muy alegre” y que después del golpe “jugó un papel muy importante, porque tenía la capacidad de ubicarse con los otros sectores del partido, sobre todo con el equipo de la Dirección de Ponce, principalmente a través de los jóvenes de la BUS, a los que había conocido a través de su paso por el movimiento estudiantil universitario. Thauby estaba entre dos lealtades: con su regional, que expresaba una evidente crítica política a esa dirección, y con sus amigos y contactos vinculados al trabajo de ese equipo”.

En la coordinadora

Thauby fue una de las almas de la rearticulación del PS en el Regional Cordillera y del futuro trabajo de la Coordinadora Nacional de Regionales. Según un documento emitido en febrero de 1975 por la CNR, esta se constituyó formalmente en agosto de 1974, y representaba “a tres regionales completos de Santiago y a grupos en proceso de reconstrucción de un cuarto regional capitalino”. Según recuerda Alfonso Guerra, “empezamos a encontrar compañeros de otros sectores, que habían quedado desconectados de la orgánica partidaria. Thauby los retomaba y los contactaba, era un organizador nato, pero al mismo tiempo tenía un gran problema: no estar del todo  preparado para enfrentarse a la soledad, una de las características más duras de la clandestinidad”.

Claudio sabía que estaba siendo buscado. Ya en mayo de 1974, el domicilio de sus abuelos, en donde residía, fue allanado por agentes que dijeron pertenecer a Investigaciones. Aquel hecho, sumado a llamadas telefónicas extrañas, lo obligaron a buscar otros alojamientos.

Otro de los dirigentes regionales de Cordillera, Andrés García –a la fecha detenido en un campo de concentración- recuerda que, cuando Thauby ya estaba clandestino, se ocultó en un departamento que su mujer ocupaba como taller, en la Villa Frei, en Ñuñoa, a solicitud de Alfredo Rojas Castañeda. Desde allí Thauby salía a realizar sus contactos y actividades partidarias. Pero “la claustrofobia y el encierro ya lo tenían medio ahogado. En un momento, Thauby le dijo a mi mujer: ‘Debo dejar su casa, porque no es segura, ni para usted ni para mí’. Salió unos pocos días antes de Navidad. Se comprometió a volver al departamento para pasar la noche de Año Nuevo. Pero nunca llegó. Había sido detenido en la calle. Fue tomado por casualidad”.

En la intersección con la calle Faustino Sarmiento fueron interceptados por un grupo de agentes de la DINA, movilizados en un automóvil Fiat color plomo, que llevaban consigo a Manuel Alejandro Cuadra Sánchez, detenido al mediodía de ese mismo 31 de diciembre y quien permanecía recluido en Villa Grimaldi. Entre los agentes estaba Fernando Adrián Laureani Maturana, conocido como “El Teniente Pablo”, el que, junto con participar en operativos, se desempeñaba en Villa Grimaldi. Jaime Robotham y Claudio Thauby también fueron llevados al recinto.

Cuadra, domiciliado en calle Domingo Faustino Sarmiento, había sido sacado de Villa Grimaldi alrededor de las 18:30 horas y conducido a su propio domicilio, con el fin de detener a su cónyuge, Lucrecia Brito. Como ella no se encontraba, Laureani, retornó al Fiat. En esos momentos, vio a Thauby, con quien había sido compañero en la Escuela Militar unos años antes, cuando ambos eran cadetes. El agente no disimuló su ira. En su opinión, Thauby era un traidor a la patria y al Ejército. Era la hora de que recibiera su castigo.

De inmediato, procedieron a su captura. Mientras Claudio levantaba los brazos ante sus aprehensores, Robotham intentó huir y recibió un violento golpe con la culata de un revólver en la cabeza, quedando ensangrentado. En Villa Grimaldi, los agentes lo apodarían el “cabeza rota”. El joven sufría una alergia que impedía el cierre de las heridas.

Detenido en Villa Grimaldi

En Villa Grimaldi, los dos jóvenes socialistas fueron sometidos a interrogatorios y torturas. Según relató Cuadra, a Thauby le enterraron un lápiz por el ombligo y luego “lo cortaban” hacia arriba y los costados, haciendo dibujos en la zona abdominal. Esto lo hacía Osvaldo Romo Mena. Con el paso de los días, presentó alteraciones del equilibrio y no podía sostenerse en pie, producto de graves lesiones en los oídos, provocadas por la tortura. Por su parte, Robotham fue brutalmente golpeado y sometido a reiteradas aplicaciones de electricidad.

Ángeles Beatriz Álvarez fue detenida por la DINA el 6 de enero de 1975 y se le recluyó en Villa Grimaldi hasta el 15 de enero de ese año. Cerca del 9 de enero, a través de las rendijas de la pieza de las mujeres, vio cuando los guardias curaban de los oídos a Thauby. Una de las agentes era Luz Arce.

Aquella exsocialista declaró, años después, que “en los primeros días de enero de 1975 fui sacada de la habitación en donde permanecía a un pasillo de la Villa por el teniente Fernando Laureani. Él me dijo: ‘¿Conoces a Claudio Thauby?’. A lo que yo respondí que no, pues así era. Me dijo que quería que yo lo viera, pues probablemente lo conocía por el ‘alias’, llevándome a una habitación contigua, en donde se encontraba un muchacho de contextura gruesa, aparentemente de porte regular, pelo oscuro, corto, sentado en el suelo, con las manos amarradas en la espalda y sus piernas extendidas y los pies amarrados, apoyado contra la pared y con la cabeza gacha y sin estar vendado. Al verlo, reafirmé que nunca lo había visto y Laureani, para que pudiera ver bien su rostro, levantó su cabeza, apoyando o empujando hacia arriba un yatagán que tenía en sus manos. Al ver su rostro, vuelvo a señalarle que no lo conozco y al retirar el yatagán le abrió la camisa con la punta del mismo. Me di cuenta que este muchacho tenía roto todo su pecho, había un círculo y dentro de él había como una cruz con diagonales. Esto me impacto muchísimo, hasta el día de hoy me conmueve. El caso es que inmediatamente Laureani me dijo: esto es lo que les pasa a los traidores”.

Por su lado, Patricia del Carmen Guzmán Pardo supo de la reclusión de Claudio. Fue detenida en la madrugada del 1° de enero de 1975 y llevada a Villa Grimaldi, en donde permaneció hasta el día 17. Estuvo recluida en la pieza de las mujeres, separada por un pasillo de la sala de interrogatorios y torturas. Esta última tenía una ventana clausurada y carecía de puerta al pasillo, lo que permitía ver y oír parcialmente lo que allí ocurría. El oficial que estaba a cargo de los detenidos era Marcelo Moren Brito, quien dirigía los interrogatorios y torturas de aquellos prisioneros que calificaba de “peces gordos”. Otros agentes eran los ya citados Fernando Adrián Laureani y Osvaldo Romo Mena, también se contaba entre los interrogadores y torturadores de Villa Grimaldi.

Patricia testificó que el afectado fue detenido en vísperas del Año Nuevo, y llegó a la Villa justamente la noche en que ese recinto se encontraba sin oficiales. La máxima autoridad era un sargento que, igual que toda la guardia, se encontraba completamente ebrio. A Claudio lo golpearon bárbaramente, dejándolo en muy mal estado. Ratificó que lesionaron un oído de manera que no podía mantenerse en pie y que para hacerlo necesitaba ayuda.

Por su parte, Rodrigo del Villar Cañas comentó que Thauby “ocupaba una pieza contigua a la mía. Después de que éramos encerrados, nos comunicábamos y pude enterarme de que estaba muy mal físicamente y también psíquicamente ya que habían sido muy duros con él. Estaba muy desmoralizado y lo último que le escuché decir fue que ya no quería nada. En esa ocasión supe que le habían enterrado un lápiz pasta en el ombligo y luego lo habían tirado con la intención de rajarle el estómago”.

Esto ocurrió entre el 15 y 17 de enero de 1975.

Para el caso de Thauby, el 9 de enero de 1975 se presentó un recurso de amparo en la Corte de Apelaciones de Santiago, rolado con el N° 41–75. El secuestro también fue negado. El 11 de enero, la Corte ofició al ministro del Interior y la respuesta fue que no se encontraba detenido por orden de esta Secretaría de Estado. Firmaba el vicealmirante Patricio Carvajal Prado, ministro del Interior subrogante y una de las figuras claves del golpe de Estado. En marzo de 1975, María Cecilia Thauby –hermana del afectado– informó a la Corte que a través de fuentes de la Cruz Roja Internacional había sabido de su permanencia en un recinto de detención en Peñalolén (Villa Grimaldi) y que Claudio Thauby había sido llevado por sus captores a distintas casas que fueron allanadas, constatando los testigos las malas condiciones físicas en que se encontraba. La familia agregó que también tenía la información de que estaba internado en una enfermería dependiente del Ministerio de Defensa.

El recurso de amparo fue rechazado el 10 de julio de 1975, seis meses después de su presentación. En el 8° Juzgado del Crimen de Santiago se instruyó entonces la causa rol N° 12334. Investigaciones informó haber realizado averiguaciones en la SENDET, Instituto Médico Legal y Cárcel Pública, sin obtener resultados positivos. Por su parte, el coronel Jorge Espinoza informó al Tribunal, el 29 de julio, que SENDET carecía de antecedentes sobre la víctima.

El 16 de diciembre de 1975 se cerró el sumario y sobreseyó temporalmente la causa. El 26 de enero siguiente, la Corte de Apelaciones de Santiago revocó la resolución por “encontrarse incompleta la investigación”, ordenándose pedir cuenta a Policía Internacional. El 7 de junio de 1976, el mencionado organismo respondió que Claudio Thauby no registraba salida del país. Se tuvo a la vista el proceso por el desaparecimiento de Jaime Robotham y, sin otras diligencias, el 14 de marzo de 1977, se cerró el sumario y sobreseyó temporalmente la causa por no encontrarse completamente justificada la existencia de un delito.

Al momento de su secuestro, Claudio 24 años.

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