Octavio Julio Boettinger Vera

El “alemán” de la Comisión Agraria

Octavio Julio Boettinger Vera era egresado de la Escuela de Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad de Chile, en la que había sido dirigente de su Centro de Alumnos en 1970. Como profesional, volcó su conocimiento hacia el fortalecimiento del trabajo de las organizaciones campesinas, a través de su colaboración activa en la Comisión Nacional Agraria del PS.

Raúl Díaz, que también estudió en la Escuela de Ciencias Políticas, aunque era bastante menor que él, mantiene un claro recuerdo de Boettinger: “Era de ascendencia alemana, rubio, alto, muy callado, iba muy poco a clases, la verdad es que no lo veíamos muy seguido. Estaba totalmente comprometido con el trabajo hacia el mundo rural, que se hacía en los extramuros del Gran Santiago y en provincias, con una gran participación de los jóvenes socialistas universitarios, que trabajaban en la sindicalización de los campesinos, en el apoyo a las tomas y en las ocupaciones de fundos. Recuerdo un fin de semana completo que pasamos en Til-Til, donde estuvimos sacando tunas de un tunar. Boettinger nos presentaba a los viejos de los asentamientos campesinos del sector, que se notaba que lo conocían y respetaban”.

Patricio Orellana Vargas, uno de los docentes de la Escuela de Ciencias Políticas en aquellos años, fue profesor de Boettinger en algunos ramos: “Octavio era alumno mío y he de reconocer que no era de los mejores. Después entendí por qué este germano silencioso y taciturno faltaba tanto a clases: Trabajaba, estudiaba, estaba enamorado de una tremenda y fuerte mujer –Rosa Rubilar, militante socialista y también alumna de la Escuela de Ciencias Políticas- y encima, tenía una activa militancia en el mundo rural. Con todo eso era razonable que tuviera problemas”.

Tan activa fue su participación en el frente agrario, que Raúl Díaz cuenta que, hacia 1979 o 1980, cuando el PS empezó a desarrollar su orgánica de manera más extensiva, “frecuentemente, en lugares como Alhué o Melipilla, nos topabamos con viejos que habían conocido y que aún recordaban al Octavio, a la Rosa y a otros compañeros de la Comisión Nacional Agraria”.

Hacia fines de 1975, Octavio formaba parte de un colectivo de dirección del PS, articulado luego de la fuerte embestida represiva que la DINA propinó a la Dirección Interior, entre marzo y julio de ese mismo año. El nuevo equipo lo integraban, mayoritariamente, ex dirigentes estudiantiles de la BUS, de la Brigada Secundaria de la JS y de la ex Comisión Nacional Agraria del PS.

Octavio Boettinger Vera.

Octavio resultó detenido alrededor de las 21:00 horas del 17 de enero de 1976, en la intersección de la avenida Providencia con Antonio Varas, por efectivos de la DINA que llevaban consigo a Jaime Solari Saavedra, quien estaba detenido en Villa Grimaldi y también era parte de la Dirección del PS. El propósito era que reconociera a Octavio.

Según el testimonio judicial entregado después por Solari, se encontraba en Villa Grimaldi desde el 16 de enero, cuando fue notificado que al día siguiente tendría que ir a reconocer a una persona frente a la Hostería de Providencia. Al producirse la detención de Boettinger, los agentes mostraron a Solari la cédula de identidad de éste y después lo condujeron nuevamente a Villa Grimaldi. En este recinto, lo llevaron hasta la sala de interrogatorios en donde se le pidió que hablara con el detenido. No lo vio, pues estaba con la vista vendada.

Ese mismo 17 de enero, los guardias de Villa Grimaldi sacaron a Iván Parvex de la pieza, una especie de barraca, en donde estaba junto a otros 15 detenidos. Eran cerca de las 23:00 horas cuando lo condujeron a la sala de interrogatorios y le preguntaron si conocía a Boettinger. Respondió afirmativamente, puesto que ambos habían sido dirigentes estudiantiles en 1970, y de inmediato fue devuelto a la pieza. No logró verlo, pues también tenía la vista vendada. Sin embargo, al escuchar la voz del detenido reconoció a Octavio Boettinger.

El prisionero Oscar Patricio Orellana Figueroa, detenido por la DINA el 28 de noviembre de 1975, proporcionó un significativo testimonio al sitio de derechos humanos “Memoria Viva” en noviembre del 2000, desde Grivegnée, donde hoy reside. Recuerda que los detenidos del PS “eran interrogados en una casita que se encontraba muy cerca de La Torre”.

El equipo de la DINA encargado de interrogar y torturar a los miembros del Partido Socialista se caracterizaba por su brutalidad. Entre los integrantes de este equipo había dos sujetos. Uno de ellos, al parecer jefe del equipo, lo llamaban “El Pajarito”, individuo de contextura delgada, bigotito recortado, pelo oscuro, vestía de terno. La otra persona, un sujeto fornido, de bigote, pelo ondulado que decía ser Comando del Ejército. A este lo llamaban “Bigote”. Ambos agentes eran jóvenes y tenían actitudes demenciales que se reflejaban en sus rostros. En varias oportunidades pasaron a “La Torre” durante la noche. Nos despertaban, encañonándonos con sus armas, y nos decían que nos iban a matar, luego se reían, nos ofrecían cigarrillos y al final conversaban de cualquier cosa, de la familia, de fútbol, y siempre jugaban con sus armas apuntándonos.

Una noche, uno de los detenidos socialistas fue llevado a “La Torre para ser interrogado por este equipo. Durante toda la noche estos dos sujetos, junto con el resto del equipo, interrogaron en forma salvaje a este detenido. Le aplicaban electricidad en medio de los continuos golpes que le daban. En la mañana alrededor de las 6:00 horas, se retiraron dejando al detenido amarrado a la “parrilla”.

Cuando empezó a quejarse, junto a Alejandro Ávalos nos decidimos a bajar (debíamos hacerlo juntos ya que estábamos encadenados por los pies), para tratar de ayudarlo. Entonces nos dijo que se llamaba Octavio Boettinger Vera, que era miembro del Comité Central del Partido Socialista, que había sido detenido en la vía pública y que le avisáramos a su familia. Nos dijo que le dolía mucho el pecho y que le costaba mucho respirar. Él quería agua, pero no le dimos porque era fatal beber después de las torturas con electricidad. Le ayudamos a orinar. Vestía un conjunto de mezclilla, pantalón y chaqueta de blue jeans. Era una persona joven, no recuerdo otra característica.

Momentos después volvieron los interrogadores junto con un médico quien examinó a Octavio Boettinger y al parecer le inyectó un calmante o algo así.

Continuaron los interrogatorios hasta cerca de las 14:00 horas aproximadamente. A esa hora volvieron a llamar al médico, puesto que el detenido no respondía ni se quejaba más. El médico lo volvió a examinar y les recriminó enojado “que se les había ido”, en el sentido que no habían hecho “un buen trabajo”. Se produjo un intercambio de opiniones y salieron discutiendo apresuradamente.

Momentos después la guardia nos sacó de “La Torre”, llevándonos a Ávalos, (Santiago) Ferrú, (José Ramón) Ascencio y a mí hacia el sector del baño de la Grimaldi, donde nos dieron algo para comer y cigarrillos, manteniéndonos ahí por un largo rato. Luego nos devolvieron a “La Torre”, en la entrada había huellas de neumáticos de algún vehículo y algo estaban quemando en el fogón que permanecía siempre en ese lugar.

Al ser introducidos en “La Torre”, la parrilla estaba desocupada. Octavio Boettinger ya no estaba allí. Ignoro que fue de él y si salió con vida. Nunca más lo volví a ver.

Los detenidos mencionados por Orellana –Alejandro Ávalos Davidson, Santiago Ferrú López y José Ascencio Subiabre– eran todos militantes comunistas y hoy se encuentran desaparecidos.

El 24 de enero de 1976, la madre de Octavio, la señora Marta Vera, interpuso un recurso de amparo por su hijo en la Corte de Apelaciones de Santiago, el que fue rolado en el N° 86–76. Las autoridades negaron su detención, con una fórmula ya empleada en innúmeras ocasiones: el ministro del Interior, Raúl Benavides, dijo que Boettinger no estaba detenido por orden de la Secretaría de Estado. Con ese único antecedente, se rechazó el amparo el 6 de febrero de 1976, remitiendo las piezas al Primer Juzgado del Crimen de San Miguel, donde se acumularon a una causa por presunta desgracia de la víctima que ya se estaba tramitando con el Rol N° 43.300–1, iniciada el 26 de enero de 1976.

En la tramitación del proceso se hicieron numerosas consultas a las autoridades, todas ellas negaron la detención o dijeron carecer de antecedentes. El coronel Gastón Aguayo Bonnebaight, secretario ejecutivo subrogante de SENDET, ofició al Tribunal diciendo que “no registraban antecedentes”. El ministro del Interior, Raúl Benavides, insistió en su negativa.

Se solicitó al Tribunal la citación a declarar de Jaime Solari. Sin embargo, el 18 de marzo de 1976, el juez no dio lugar a la solicitud. Sólo en agosto, acudió, por primera y única vez, a los tribunales para entregar su testimonio, cuando aún se encontraba detenido en Puchuncaví, ratificando los hechos denunciados. Igual cosa hicieron otros declarantes que se encontraban detenidos en Villa Grimaldi.

El 7 de octubre de 1976, se cerró el sumario y se sobreseyó temporalmente la causa, fallo que fue confirmado por la Corte de Apelaciones el 23 de noviembre del mismo año. Y no obstante el informe del Fiscal quien señaló, tras analizar el proceso, que “una vez más la Justicia se encuentra frente a un problema tantas veces puesto de relieve: no está en condiciones de entregar una respuesta adecuada a requerimientos y tribulaciones de una madre de un desaparecido”. Dicho informe agregaba que cabe la posibilidad que “en el evento de ser efectiva la detención, personal de seguridad, yendo más allá de sus obligaciones, o no cumpliendo estas, o lisa y llanamente cayendo en un censurable exceso, haya realizado la detención, no la hubieren comunicado en forma debida, pudiendo haber ocurrido al detenido lo peor”.

El 24 de marzo de 1976, la madre presentó un nuevo amparo por su hijo, en la Corte de Apelaciones de Santiago, rolado con el N° 241–76. En la presentación, Marta Vera denunciaba que, encontrándose en las puertas del campamento de detenidos de Tres Álamos vio una camioneta Chevrolet blanca en la cual iba su hijo, pero que no pudo acercarse porque había una barrera de metal. Con el sólo informe del ministro Benavides y sin mayor investigación se rechazó el recurso el 29 de abril de 1976. Al momento de su detención, Octavio tenía 28 años y era padre de una hija.

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