Pablo Vera Torres

Pablo nació el 9 de febrero de 1951, en una familia de clara identidad socialista, que le traspasó valores y principios como la solidaridad, la justicia y la igualdad. Sus padres fueron Guillermo Vera, quien destacó como Secretario Regional del PS en El Maule, y Luisa Torres, que falleció cuando Pablo tenía cinco años de edad. Pablo fue el primogénito, y en tal condición, siempre cuidó de sus hermanas menores, Patricia, Gloria  y  Luisa.

Sus estudios de enseñanza básica los realizó  en la  Escuela Superior de Hombres N° 1 “Antonio Varas” de Cauquenes.

Cuando tenía quince años, su padre -que fallecería en el exilio en 1988- contrajo matrimonio en segundas nupcias con Sira Troncoso,  de  este  enlace nacen sus hermanas Claudia y Mabel.

Los estudios superiores los realizó en la Escuela Industrial Superior de Chillán, y en 1969 ingresó a la Universidad Técnica del Estado a la carrera de Ingeniería Ejecución Mecánica.

Pablo Vera Torres.

Pablo se caracterizaba por ser  un hermano muy cariñoso, preocupado y protector de sus hermanas,  era un joven alegre  y entusiasta.  Se  destacaba  por sus habilidades manuales y también por su gran sensibilidad social: según sus hermanas, nunca se mostró indiferente al dolor ajeno, al contrario, siempre se sintió llamado a trabajar colectivamente para generar los cambios sociales que terminaran con las desigualdades sociales.

Desde muy pequeño, siempre vio y escuchó hablar de política socialista, sobre todo cuando personas muy humildes se acercaban al hogar a conversar, de cómo hacer una patria más humana, justa   y acogedora, y  donde la opinión de los más pobres fuera escuchada, respetada y considerada.

Así, Pablo tempranamente  incorporó la reflexión crítica  hacia las profundas  desigualdades que imperaban en el país  y no dudó en sumarse a la lucha contra la pobreza que entonces campeaba con fuerza y dramatismo en todo el país. Su vocación por los cambios la canalizó a través de  la misma línea política de su padre,  un activo militante del PS en la Provincia del Maule, que llegó a ser el Secretario Regional del Partido en esa zona, y al que Pablo frecuentemente acompañaba en todas las actividades inherentes al cargo que ocupaba.

Hasta hoy es recordado como un joven que encarnó los valores elementales de un joven idealista: visión de futuro y  muchos deseos de vivir, de colaborar profesionalmente para ver cómo su pueblo comenzaba también a soñar.

Incorporado a la Juventud Socialista, y mientras aún residía en Cauquenes, Pablo se preocupaba de todos los detalle del quehacer partidario, especialmente de los temas  organizativos: que la  sede del Partido y la Juventud  funcionara de la mejor forma posible  con los escasos recursos que se contaban, pero también  asumiendo  tareas en los diversos frentes de la vida partidista.

 La política le apasionaba  y  se  hizo parte en forma activa y comprometida  en el proceso  social y político que  se dio a partir de la  campaña  de  Salvador Allende y posteriormente en el Gobierno de la Unidad  Popular.

Durante esos años,  Pablo decidió congelar su carrera y optó por incorporarse a la vida laboral  y política en Santiago, como funcionario de la Empresa del  Agua Potable. Después de un tiempo, optó por regresar a Cauquenes, para incorporarse y apoyar al proceso de Reforma Agraria, cumpliendo paralelamente   con la  actividad política al interior de la Juventud Socialista.

Siempre creyó y colaboró cuando su Partido se lo pedía, ya que estaba convencido de que el rol de los jóvenes era fundamental en la transformación de la sociedad. Era muy  amigo de sus amigos y compañeros

Su padre siempre lo instó a terminar sus estudios de especialidad, pero los proyectos de Pablo se vieron truncados a raíz del Golpe Militar.

A sus 22 años, en 1973, gozaba de buena salud, y soñaba que las condiciones del país estaban dadas para avanzar hacia una sociedad más humana, justa y  solidaria, creía  que los cambios que se podían realizar  irían en beneficio de  los más desamparados,  los pobres  y los abandonados.

El  11 de Septiembre de 1973 Pablo fue detenido y  fuertemente  golpeado por Carabineros de Chile.  Un día después fue puesto en libertad previo pago de una fianza.

El día 19 de septiembre fue nuevamente  arrestado  junto a su padre, esta vez por militares.  Ambos fueron  trasladados desde su hogar a las dos de la madrugada,  al cuartel de Investigaciones de Cauquenes. Allí  fue  sometido a largos interrogatorios y  cruelmente torturado.

El 4 de octubre del 1973 fue sacado del cuartel de Investigaciones junto a otros tres militantes de la Juventud Socialista -Manuel Plaza, Claudio Lavín y Miguel Muñoz- por efectivos militares fuertemente armados. Según la versión oficial, ello se hizo con el propósito de hacer una reconstrucción de escena en el Fundo El Oriente, en las afueras de la ciudad.

Los detenidos, según esa misma versión, habrían aprovechado esta circunstancia para atacar a uno de los centinelas, motivo por el cual se les disparó, causándoles la muerte a todos ellos, «en cumplimiento al Bando 24 de la Junta Militar de Gobierno», que autorizaba a la ejecución inmediata en caso de oposición o resistencia armada a las nuevas autoridades militares.

Horas antes de la ejecución, había arribado a la ciudad de Cauquenes un helicóptero que transportaba a un Oficial Delegado del Comandante en Jefe del Ejército y de la Junta de Gobierno y a su comitiva.  Esta permaneció en la ciudad hasta inmediatamente después de verificarse los fusilamientos. 

Las familias de Pablo y de sus tres compañeros se enteraron de sus muertes mediante el bando oficial que fue dado a conocer a través de altoparlantes instalados en la plaza de la ciudad.

Los cuerpos sin vida de los cuatro jóvenes fueron llevados al Instituto Médico Legal, donde se les practicó la autopsia de rigor y luego llevados por efectivos militares al Cementerio Local, donde procedieron a enterrarlos en una fosa común.                            

Ya en democracia el informe final de la Comisión de Verdad y Reconciliación estableció la falsedad de la versión oficial: el resultado de la autopsia de uno de los cuatro jóvenes socialistas afirma que se le disparó en la sien a corta distancia, pericia que desmiente la versión oficial. En segundo lugar, la fuerte custodia militar bajo la cual fueron sacados los detenidos hace improbable que, estando desarmados, hubieran atacado a un centinela. Por todo ello, la Comisión llegó a la convicción de que Pablo y sus compañeros fueron ejecutados por agentes del Estado al margen de toda justificación.

A la fecha de su asesinato, Pablo tenía 22 años y cursaba el segundo año de Ingeniería de Ejecución Mecánica en la Universidad Técnica del Estado sede Talca.

Carta de una hermana:

  A  MI  QUERIDO Y RECORDADO PABLO,

QUERIDO HERMANO:

Me  es   muy difícil escribirte en estas circunstancias tan duras y sufridas para mí. Yo, tu hermana que nunca jamás renunciará a  denunciar ante el mundo las circunstancia de tu muerte. Hecho muy vergonzoso para  este país, que por motivos  desconocidos, otros hombres que se dicen ser hombres hayan decidido por tu vida.

Hermano mío, no te imaginas lo que me ha tocado vivir,  tú me dejaste de ver libremente un día 19 de septiembre de 1973, cuando unos hombres  vestidos de uniforme y provistos de armas te fueron a buscar junto a nuestro padre,  ¿cuál fue la razón? supuestamente  por ser  partidario y defensor  del gobierno constitucional  de esa época, dirigido por un Doctor en Salud Pública….., que absurda la razón, pero así fue, abandonaste nuestra casa junto a papá sin entender hasta el día de hoy el porqué;  te llevaron  al cuartel de policías civiles.

Ahí estuviste hasta el 4 de octubre de 1973, donde viviste y presenciaste la más horrorosa experiencia de tu vida,  el  obligarte a dejar este mundo a ti y a tus  3 amigos,  sin siquiera pensarlo ni menos aun desearlo. Todo ocurrió  ese día cuando una gran  ave  metálica sobrevoló la pequeña ciudad  en que vivíamos, dentro de ella venían unos siniestros señores, provistos  con muchos instrumentos largos, cortos, redondos y planos, ¿a qué venían?,  nadie sabía, nadie lo imaginó siquiera, solo se escuchó que eran poderosos y dioses….,  decidían  por la vida   de las personas, te interrogaron junto a tus otros amigos, te golpearon y maltrataron  haciéndote preguntas que tu contestabas, pero ellos no te creían, después te llevaron a un campo para decidir por tu vida, que minutos finales viviste, es escalofriante pero así fue,  pasaste desde un dolor físico irresistible hasta el más agudo dolor de alma, que te llevó a la muerte.

Papá continuó sin libertad 3 años y 3 meses, pero al mes después de  tu salida de este mundo,  pasó a otro recinto donde sus dueños eran hombres con uniforme. Más adelante Papá y el resto de la familia tuvimos que abandonar nuestra tierra,  se había transformado en una patria  egoísta, desconfiada,  inhumana  poco solidaria,  ya no teníamos nada que hacer todo era muy difícil, inhóspito, casi irresistible donde  no habían  sueños ni esperanzas.

Un día 1º de diciembre de 1976 emprendimos vuelo a otro país, totalmente desconocido, donde hablaban otro idioma originario de las lenguas indogermánicas, en cuanto a clima era muy frío, con mucha nieve y  temperaturas bajo cero,  pero su gente nos acogió como  hermanos, ahí nos quedamos  intentando volver a empezar,  a tener sueños, esperanzas y futuro, pero tu recuerdo siempre se hacía latente, en la memoria de toda tu familia, era imposible olvidarte pero al mismo tiempo era doloroso recordarte, por la situación en que te obligaron a abandonar este mundo  y por qué no decirlo, quizás  por no haber podido  hacer nada,  absolutamente nada;  a mí me invadían las interrogantes, la intranquilidad…..  ¿Por qué tanta injusticia? , ¿Por qué  tanto  sufrimiento?, sin  poder  haberlo contado  y gritado  a todo Chile,  pero las condiciones no eran las mejores, incluso era hasta peligroso, no se permitía, pero el dolor permanecía presente en mi  interior

Fue entonces, lejos de mi tierra, donde  me hice una promesa de honor: hacer justicia  por tu muerte,  darlo a conocer a la opinión pública, denunciarlo, interponer querellas, hacer todo lo humanamente posible,  y así fue, no he descansado, donde he podido lo he denunciado y no descansaré, mi único objetivo es no dejar impune tu muerte, para que esto nunca más vuelva a suceder  en nuestro país  y en el mundo entero.

En 1983, decidí retornar a mi patria y uno de mis objetivos era querellarme contra tus malhechores, en 1986 logré interponer mi primera querella criminal no fue mucho lo que se logró, pero el hecho ya no  prescribiría.  En 1999 interpuse una segunda “querella criminal”  ya eran otros tiempos, se avizoraban días mejores  y esto sí se concretó.  Hoy en día un gran ministro tomó esta causa y muchas otras relacionadas con la gran ave metálica que acostumbraba a volar sobre distintas ciudades  dejando a estos pueblos bañados en sangre con  un gran desconcierto y  un sin fin de dolor.

Esto permitió que volviéramos a reencontrarnos y ahora si te recuerdas, cuando nos juntamos el año ante pasado (se refiere al año 2001, nota del Memorial PS)  por ahí por los primeros días de agosto en el momento en que levantaron tus osamentas del lugar donde fuiste arrojado tú y tus amigos; para mí fue una experiencia inexplicable con muchos sentimientos encontrados, donde pude percibir que estos monstruos no le tenían  respeto a nada…….tu osamenta estaba doblada con tu cara vuelta hacia donde  está descansando nuestro padre;  pero al mismo tiempo  me significó verte,  hablarte e incluso reconocerte, puesto que tu ropa a pesar del tiempo transcurrido no había perdido su color y entonces te dije:  Hermano, aquí estoy  a tu lado, no te dejaré, hasta que logre darte digna sepultura,  hoy  lo he  logrado.

Hermano mío como tú debes intuir algo he obtenido con mis denuncias,  hoy  el siniestro señor Arellano y sus acompañantes se le está juzgando,  claro está, que ya nadie duda que éste  y muchos otros hechos,  fueron actos criminales y cobardes, tus malhechores al menos están en tela de juicio, no sé si irán a encierros definitivos, solo sé  que estos hechos han  dado la vuelta al mundo.

Tengo fe y confianza, que más temprano que tarde se hará verdadera justicia donde estos malvados personajes tendrán que responder por tanto acto criminal que cometieron, mientras se sintieron  dueños absolutos de  nuestro país.

No podemos permitir que en nuestros compatriotas se les agudice la amnesia, es muy cierto que los Derechos Humanos y específicamente el Derecho a la Vida es una premisa indiscutible dentro de cualquier sociedad, para poder desarrollar a un pueblo sano, tranquilo y pensante.

No quisiera despedirme sin dejar de decirte que hoy nuestro pueblo y sociedad  ha dejado en claro que no se aceptarán más estos horrorosos atropellos, esta es una premisa  indiscutible  de una sociedad moderna, justa  y respetuosa.

No perdamos la Fe ni la esperanza que  esto hechos serán aclarados y serán  ellos los que quedarán  signados en las páginas de nuestra historia como los más siniestros personajes que se haya recordado  en toda nuestra  vida republicana.

Hasta siempre, querido Pablo. 

Hasta la victoria  Miguel, Manuel y Claudio.

Tu hermana,

Luisa. 

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