Víctor Hugo Carreño nació el 17 de septiembre de 1951 en la localidad de Corral, en la Provincia de Valdivia, en el seno de una familia modesta, conformada por los padres Emiliano Carreño y Julio Zuñiga, trabajador de la construcción él y dueña de casa ella, y los doce hijos del matrimonio.
Fue el octavo de sus hermanos, todos criados en las calles y pasajes de la Población Gil de Castro de Corral. Las polvorientas canchas y calles del pueblo conocieron las dotes futbolísticas del futuro presidente regional de la Juventud Socialista, que desde niño defendió los colores del Club Deportivo General Lagos, el equipo de sus amores, al tiempo que era reconocido como un apasionado hincha de la Universidad de Chile.
Aficionado a la música folklórica, su grupo preferido era el dúo Quelentaro, formado por los hermanos Gastón y Eduardo Guzmán, cuyas canciones, con letras de reminiscencias campesinas y evocaciones de protesta social solía entonar con sus amigos del barrio.
Tras cursar sus estudios primarios en diversas escuelas de Corral, se matriculó en el Instituto Comercial de Valdivia, establecimiento en el que llegó a ser presidente de su Centro de Alumnos, y en el cual decidió ingresar a las filas de la Juventud Socialista, organización en la que ocupó diversos cargos direccionales, hasta ser electo como Secretario Regional de la JS en Valdivia.
Un joven comprometido
Un antiguo amigo y compañero de ruta lo recuerda de la siguiente manera: “definitivamente, él era una persona inolvidable. Nos conocimos militando en la Juventud Socialista de Valdivia en el año 1968. Víctor Hugo supo entregar lo mejor de sí mismo con humildad y voluntad a una causa valiosa, como era la de construir una sociedad con menos injusticias sociales en un periodo glorioso de la historia de Chile, encabezado por el presidente Salvador Allende. Chile comenzaba a cambiar y la juventud chilena no podía estar ausente en este gigantesco proyecto social, político y económico. Víctor Hugo lo comprendió rápidamente y su compromiso fue total y sin vacilaciones.
Primero participamos en la organización de la dirección regional de la JS y a medida que el proceso revolucionario avanzaba nos incorporamos a otras tareas sociales y políticas, aportando nuestra modesta contribución de jóvenes militantes socialistas. Siempre el tiempo nos faltaba, las tareas eran múltiples y los jóvenes de entonces queríamos que el cambio social tuviera una fuerza avasalladora para reemplazar las estructuras arcaicas de una sociedad capitalista y explotadora en otra nueva con más libertades y derechos democráticos.
Los chivos expiatorios del sistema injusto eran, como siempre, los trabajadores del campo y la ciudad, es decir, los sectores sociales más pobres, pero en esta ocasión fueron ellos los grandes actores sociales que asumieron el protagonismo, encabezando los profundos cambios sociales que impulsaba el presidente Allende.
La sonrisa afable de Víctor Hugo Carreño hacía parte integral de esta gran aventura humana. Gustaba de reír y contar anécdotas, era caluroso, de contacto fácil, leal y con gran capacidad de trabajo. Me atrevo a calificarlo como un orador de fuerza e intuitivo, hombre de acción con claridad y gran capacidad política. Nos entendíamos a las mil maravillas. A veces caminábamos por la costanera para charlar y contemplar la belleza del río junto al estupendo paisaje acuático. Hablábamos de los árboles y de las flores en verano. En invierno nos juntábamos en la sede del Partido, para reírnos y para luego pasar a las cosas más serias de la política.
Estuvo siempre presente en las múltiples manifestaciones callejeras, con su puño en alto, lanzando su expresiva palabra cargada de contenido humanista en defensa del gobierno popular del presidente Salvador Allende. Como militante socialista animaba e instaba a todos los compañeros y compañeras a estar presentes en todas las actividades partidarias. Su motivación era contagiosa, su voluntad, pese a su juventud, era inquebrantable en su generosidad”.
Compromiso y fidelidad militante
Víctor Hugo, en su condición de Secretario Regional de la JS en Valdivia, participó activamente en la exitosa campaña parlamentaria del PS de marzo de 1973, que culminó con la elección de los dos candidatos del PS como primeras mayorías en la zona: Hernán Olave y Carlos Lorca. En la campaña de Lorca, precisamente, Víctor Hugo tuvo un rol fundamental, contribuyendo al trabajo de propaganda callejera del joven médico cuyo eslogan fue “Un diputado para la Revolución”, y que a la postre obtendría 13. 799 votos en la Agrupación Departamental Nº 22 (Valdivia, Panguipulli, Río Bueno y La Unión), arrasando entre la juventud, las mujeres y el campesinado de la zona.
En las agitadas semanas anteriores al golpe militar, Víctor Hugo cumplió con innumerables tareas: reuniones de coordinación con las otras fuerzas de la Unidad Popular, organización de actos de masas, creación de nuevos núcleos socialistas y acciones de propaganda callejera, entre ellas.
Organizó y participó personalmente en una guardia que la JS montó frente al domicilio del Intendente Provincial de Valdivia, Sandor Arancibia (PS), para protegerlo de cualquier intento de atentado de parte de la extrema derecha local, equipo que integraron, entre otros, los jóvenes socialistas Daniel Gallardo, Joel Asenjo, Juan Santana y Víctor Hugo Pérez, entre otros, y que cumplió su rol hasta el mismo día 11 de septiembre de 1973.
Consumado el golpe militar en Valdivia, y tras la persecución que las nuevas autoridades militares iniciaron en contra del PS y de diversas organizaciones sociales proclives al Gobierno Popular, Víctor Hugo fue detenido por efectivos militares el día 4 de octubre de 1973, desde su propia casa y en medio de golpes y amenazas de muerte.
Dos días después la prensa local informó que Víctor Hugo resultó muerto luego de intentar huir de una patrulla militar que lo llevaba detenido por infringir el toque de queda.
La Comisión de Verdad y Reconciliación, en cambio, logró acreditar que en realidad fue detenido en su domicilio, ante múltiples testigos, el día 4 de octubre de 1973 por funcionarios del Ejército, añadiendo en su informe final que era poco verosímil que un prisionero resguardado por personal militar intentara fugarse en horas de toque de queda, estando desarmado y bajo el total control de sus aprehensores.
Para sus antiguos compañeros de ideales, Víctor Hugo era un amante de la justicia social, “esa misma que hoy reclaman centenares de miles de inútiles subversivos a lo largo y ancho del país, jóvenes que han retomado el bastón libertario de sus sueños, recorriendo las mismas calles en su demanda por una educación más democrática, de calidad y gratuita para todos. Víctor Hugo Carreño siempre será recordado como un gran militante socialista, que entregó su vida en defensa de sus ideas”.
Al momento de su muerte, Víctor Hugo tenía 21 años.