Sadi es profesor de castellano de la Universidad Técnica del Estado (actual Usach) y tiene estudios de Economía en la Universidad de Chile, como posgrados en Urbanismo de la Pontificia Universidad Católica. Tiene 68 años, está casado con Ana, también profesora, y es padre de cuatro hijos. Es candidato por la Región Metropolitana.

«Tengo la experiencia de más de 30 años de gestión municipal, donde junto a un gran equipo, pusimos en marcha políticas innovadoras que cambiaron la vida cotidiana de las y los vecinos de El Bosque. Sé que hay muchos chilenos que no se sintieron incluidos en el proceso anterior, por eso me quise poner a disposición en este nuevo escenario. Porque la Constitución debe ser para todos y todas.

Como sociedad enfrentarnos este segundo proceso con mayor madurez, consensos y con mucho más avance en lo que queremos. Expresión de eso son las 12 bases constitucionales. Por ello, nuestra labor es entregar la seguridad a la ciudadanía de que haremos cambios bien hechos y de manera responsable.

Destaco el ánimo que ha tenido hasta el momento la comisión de expertos de acordar lo necesario, con sobriedad, así como avanzar en los debates complejos con altura de miras.

Por otro lado, debemos cimentar las bases del empleo decente en esta Constitución, para devolver a las familias la felicidad de poder acceder a trabajos que les permitan llegar a fin de mes. La noche del 4 de septiembre ocurrió una derrota importante para nuestras fuerzas. En ese momento difícil vi la oportunidad de colaborar con lo que Chile requiere, una nueva Constitución que represente los grandes acuerdos y que traiga mejoras concretas para aquellos chilenos y chilenas más postergados.

Lo importante es generar el interés de las grandes mayorías, incentivar un voto informado y romper con los sesgos elitarios en los resultados que tenía el voto voluntario.

Tengo la convicción de que debemos pensar en la vivienda y en la ciudad, para que avancemos en saldar la deuda habitacional y de calidad de vida que tenemos en nuestro país. Es por esto que me la jugaré para que esta Constitución considere el derecho a la vivienda preferentemente propia, digna y adecuada, de manera que el Estado promueva, a través de instituciones públicas y privadas, acciones tendientes a la satisfacción progresiva.

Quiero que avancemos hacia una Constitución verde. Durante mis años como alcalde de El Bosque, pude ser testigo de los efectos de un modelo de desarrollo que genera verdaderas zonas de sacrificio en las ciudades, que no considera a las personas ni el medio ambiente. Estamos en medio de una crisis ecológica y eso debemos considerarlo para consagrar un real derecho al medio ambiente sano y equilibrado. A su vez, la lucha por el derecho humano al agua no ha acabado. Tenemos que escribir que es el Estado quien debe velar por su uso razonable y sostenible, y no el mercado.

Busco diálogo y acuerdos, porque nuestro país debe realizar los cambios institucionales necesarios para dar el salto al desarrollo, donde todas y todos nos sintamos parte del progreso de Chile.

“Equidad territorial y desarrollo sostenible”. Debemos integrar mecanismos institucionales que permitan una transformación desde la mirada de las personas para desarrollar nuestras ciudades y barrios con dignidad, con un modelo de desarrollo que respete a las personas, comunidades y medioambiente.

En tercer lugar, “Seguridad Ciudadana”, ya que una lucha que daré en el Consejo Constitucional es consagrar el derecho a la seguridad, para que el Estado proteja equitativamente el ejercicio de vivir en entornos seguros y libres de violencia.

En cuarto lugar, “Derechos Sociales”, para lo cual defenderé con energía la consagración de la educación, la salud, la seguridad social, la vivienda y la ciudad justa como derechos. El rol del Estado, junto a la colaboración de la sociedad civil, son necesarios para alcanzar amplios niveles de cobertura y altos estándares de calidad en la provisión de prestaciones sociales.

Finalmente, “Fortalecimiento Local”, dado que los municipios son la primera respuesta del Estado frente a las necesidades inmediatas de las personas.

Siento que estamos en un momento de agotamiento y retraimiento luego de la pandemia. Nos cuesta exteriorizar lo que queremos. Venimos de un largo ciclo de movilizaciones sociales que culmina con el estallido social en 2019, donde hablamos de lograr más poder para las regiones, de feminismo, de medioambiente, de salud, de pensiones, de educación, y, sin embargo, se ha generado frustración al no lograr los cambios que se esperaban».